25 Feb, 25

“Un deportista que quiera alcanzar un alto nivel, necesita de al menos siete años de una adecuada formación para llegar a la élite.”

Intentar lograr ser un deportista de alto rendimiento no es tarea fácil. Un sendero que requiere de mucha paciencia y prudencia. No hay atajos para el rendimiento físico.

Implica una serie de renuncias; entregas que no todos los jóvenes pueden o quieren encarar. La competencia es muy alta y hacerle frente exige un alto grado de disciplina y motivación. Un rigor que pasa por duros entrenamientos, buena alimentación y un cuidado físico muy especial; privándose, muchas veces, de pasar tiempo con amigos y familia.

Los jóvenes deportistas deben afrontar una gran variedad de desafíos en su camino por convertirse en deportistas de alto nivel. Estos retos implican una serie de trabajos que los adolescentes no pueden afrontar solos; siendo fundamental el apoyo técnico, médico y familiar.

A estos adolescentes soñadores hay que ayudarles a conseguir las mejores metas que sean capaces de alcanzar, pero la delicia de competir y triunfar nunca debe dejar paso a la ofuscación. Un grado de exigencia desmedido siempre resultará desacertado.

Suena a tópico, pero los jóvenes deben disfrutar haciendo su deporte; divirtiéndose en todos sus entrenamientos, gozando en cada competición. Hasta aquí todo muy bien, es lo correcto. Pero cuando el objetivo es ganar o subir siempre al pódium, – sí o sí – los entrenadores podemos hacer mucho daño al menor para lograrlo.

¿Merece la pena inmolar el desarrollo deportivo de un joven por unas medallas que en unos años ya nadie se acuerda? Parece que todos sabemos la respuesta ¡NO!, pero la realidad no siempre sigue ese mismo curso.

Soy un fiel defensor del entrenamiento y de la competición juvenil, pero como medio formativo, siempre que se enfoque de la manera adecuada. Un deportista que quiera alcanzar un alto nivel, necesita de al menos siete años de una adecuada formación para llegar a la élite.

Por experiencia les digo que la mayoría de los jóvenes deportistas, triunfadores a estas edades, difícilmente llegan a la élite. Las estadísticas así lo confirman. Es una veracidad evidente.

Propiciar el mejor desarrollo posible de un talento precoz, consiste en acompañar su deseo de crecer en busca de lo que él o ella proyecta SER y HACER. Seamos guías de sus sueños, no causa de su desilusión. Respetemos las etapas de su desarrollo deportivo.

¡No quememos a los jóvenes! El tiempo de ayer, nada tiene que ver con el presente.

Muchas gracias. ¡Salud, suerte y hasta la próxima!

Basilio Labrador

Basilio Labrador es una de esas personas que más ha trabajado por hacerse un hueco en el atletismo canario. La marcha le ha llevado a ser 19 veces internacional con España, quinto del mundo (Stuttgart 1993) y cuarto de Europa (Split 1990). Y eso que empezó tarde en el atletismo, con 15 años. Este realejero se ha considerado siempre un afortunado por haber entrado a formar parte del deporte de élite. Su mayor premio en el deporte es que ama lo hace y eso, según él, es un privilegio con el que pocos cuentan hoy en día.

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