LA GENERACIÓN DEL CAMBIO
Qué diferente era la sociedad hace apenas cuarenta años. Muchas son los hechos que la han hecho cambiar.
Los ciclistas también hemos contribuido a ello. En los años 80salir a la calle en bicicleta y con el maillot corto a pedalear unos kilómetros estaba muy mal visto, te consideraban una persona rara, extraña.
En cuarenta años se ha pasado de: te vas a morir de entrenar tanto a qué envidia, estás hecho un chaval.
En los años 80 entrenar en bicicleta era lo equivalente a una persona desequilibrada. Existía el convencimiento en la sociedad de que participar en una carrera ciclista era peor que fumarse una caja de cigarros al día. Competir era sinónimo de esfuerzo, agotamiento; quien lo hiciera se ponía al borde de un infarto.
Afortunadamente hemos ido sobreviviendo a tan negros augurios y ahora que nos ven, fuertes y sanos, la sociedad se ha convencido de que el ejercicio es fuente de salud.
Pedalear lleva aparejado hacer una vida sana, sin más excesos que los derivados del propio ejercicio. Quien se sube a una bicicleta cuida sus hábitos: evita fumar, apenas bebe y atiende a su alimentación. Si algún vicio tiene, nunca podrá ser calificado como tal porque si fuma, bebe o come de todo, lo hará siempre con moderación o de forma muy esporádica.
Por todo esto y más, los ciclistas de nuestra generación nos sentimos orgullosos de haber contribuido a cambiar los hábitos en estos últimos cuarenta años, sabiendo que todo ha sido para bien y muy poco para mal. Por delante, si la vida quiere, tenemos muchos años para seguir siendo modelo de sociedad. Nosotros o las generaciones que vemos crecer, en cualquier caso, siempre ciclistas.
Aplaudo y festejo estas cuatro décadas de cambio. Y nada mejor que hacerlo ¡pedaleando!
Muchas gracias. ¡Salud, suerte y hasta la próxima!