Señalaba la bailarina y coreógrafa estadounidense Isadora Duncan que: .
La mejor herencia que se puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo.
Isidora Duncan
Cuánta razón en sus palabras. Lo curioso es que, lo expresó hace más de 100 años, y poco o nada se ha aprendido de las mismas.
La familia es la influencia más significativa en la vida de un joven deportista. La inmensa mayoría de padres y madres de estos soñadores campeones son estupendos. Hacen por sus hijos lo que pueden y mucho más. Pero no todos van en esa dirección. No es que sean un problema, sino que crean problemas.
Estimados padres, corregir es importante, pero estimular debería ser la norma. Cedan las decisiones concretas en manos de los especialistas y responsables deportivos, sin interferir en la tarea de estos. Los padres deben ayudar. ¿Cómo? Muy sencillo: elogiando el esfuerzo de los hijos y también de sus compañeros, incluso cuando las cosas no han ido bien.
Su hijo puede tener a este o a aquel entrenador. Bueno, regular o malo. Lo tendrá unos meses, un año, dos, o tal vez más. Pero del que no se separará nunca será de ese padre que se cree dueño de la vida de su hijo. Padres vanidosos que vuelcan sobre sus hijos mucha frustración.
El mejor consejo lo da la experiencia, pero muchas veces llega demasiado tarde. A los padres que les gustaría tener una estrella en la familia, les digo: ya pueden empezar a entrenar. Ustedes, no su hijo. ¡Nunca es tarde!
Muchas gracias.
¡Salud, suerte y hasta la próxima!