ABANDONO DEL DEPORTE A EDADES TEMPRANAS
“Abandonar el deporte a una edad temprana no tiene justificación posible, es una gran decepción para padres y entrenadores”.
No tengo la menor duda de que el deporte y sus deportistas poseen un gran valor social. Pocas cosas pueden unir tanto como el deporte, pero el fin no justifica los medios.
Cuando escucho que el deporte está lleno de valores, me entran serias dudas. Los valores los tienen las personas: padres, entrenadores y formadores que viven el deporte de una forma plena y sana. Personas que aprovechan las situaciones del día a día para transmitir a sus hijos, alumnos o deportistas, grandes valores con su ejemplo y dedicación.
Casi todos los jóvenes han pasado por escuelas deportivas. Pero son pocos lo que se quedan y muchos los que abandonan. ¿Qué estamos haciendo mal?
La historia es bien conocida. A los cuatro años, los niños se inician en esas escuelas. Los cumplidos de lo buenos que son para un deporte llegan pronto. Los padres, sus mejores fans. Ya con 12 años, la mitad abandona y, la otra mitad, se plantea un cambio de club.
A los 15 años, solo quedan unos pocos. Comienzan las dificultades para compatibilizar el deporte y sus estudios. El absentismo a los entrenamientos es cada día mayor. Los padres lo justifican con la excusa perfecta -primero estudiar y luego el deporte-. La estrella proyectada se está apagando, pero nadie quiere admitir el desengaño. El adolescente abandona. Lamentablemente, se ha quemado.
El deporte es una forma maravillosa de diversión, hacer amigos, estar en forma, pero parece que no todo es tan amable y lúdico en algunos hogares, canchas de juego y escuelas deportivas.
Abandonar el deporte a una edad temprana no tiene justificación posible, es un gran fracaso. Y lo más grave, provoca un rechazo a la actividad física y es una posible causa de sedentarismo de por vida.
Ya lo decía el filósofo griego Plutarco: “El trabajo moderado fortifica el espíritu; y lo debilita cuando es excesivo: así como el agua moderada nutre las plantas y demasiada las ahoga».
¡No quememos a los jóvenes! El tiempo de ayer, nada tiene que ver con el presente.
Muchas gracias. ¡Salud, suerte y hasta la próxima!